domingo, 9 de diciembre de 2012

Diario de Kas' el Roto, Parte 4

Huesos


Donde deberían estar sus ojos sólo hay dos cuencas vacías, oscuras, terribles… Pero son capaces de ver. Sus miembros descarnados no poseen ni un músculo o tendón… Pero sostienen sus armas y se mueven con relativa destreza. Los esqueletos de los que fueron mis compañeros han regresado a la vida, si es que puede llamársele vida a ese estado de animación y sirven a todos mis propósitos. Y todo gracias a una magia oscura que apenas logro dominar y a la que no me acerco siquiera a comprender.

Han pasado varios días desde que realicé el conjuro y he podido comprobar que no se trata de una simple ilusión mágica. No tiene nada que ver con ese embaucador que me asombraba de niño haciendo caminar una silla en medio de la plaza del pueblo. Esto va más allá. He podido notar que aquellos que tenían una amistad más estrecha en vida, siguen unidos tras la muerte y que cuando les mando formar o luchar, lo hacen con la misma formación y habilidad que cuando entrenábamos durante las instrucciones. ¿Por qué? Si no queda ni un gramo de cerebro en sus cráneos, cómo es posible que puedan recordar algo de quiénes fueron cuando todavía corría la sangre por sus venas. Y eso me hace pensar.
Si usara mi magia sobre los cadáveres de aquellos que fueron realmente hábiles en vida, quizás conseguiría rodearme de mejores guerreros. ¿Y porqué no usarla también sobre bestias, monturas y otros seres? Mi imaginación me lleva a fantasear con el poder que podría llegar a dominar, pero debo mantener los pies en el suelo. Ahora que mi venganza está cumplida, puede que haya llegado la hora de moverse, salir de estas criptas y buscar nuevos horizontes.

Y estos son los esqueletillos en cuestión. Falta darles algún último retoque, pero básicamente van a quedar así.

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