lunes, 17 de diciembre de 2012

A contrapelo (Una critiquilla literaria)




Hace tiempo que quería hablar de este libro, no porque me haya gustado especialmente, que no lo ha hecho (aunque si me ha parecido entretenido y con eso me conformo), sino porque forma parte de esa enorme mayoría de libros que pasan desapercibidos al mundo debido a que no tienen tras de si nombres famosos o producciones cinematográficas.

La acción se desarrolla en un mundo futurista, algo cyberpunk, situado en un planeta desconocido, aunque con grandes similitudes terráqueas. En él conviven cuatro razas distintas asumiendo sus respectivos papeles en la sociedad y al margen de ella, los protagonistas, que son un puñado de delincuentes juerguistas y descerebrados especialistas cada uno, en una actividad delictiva distinta. La historia comienza cuando son contratados por el gobierno para llevar a cabo una misión tan arriesgada que sólo unos personajes como ellos serían capaces de llevar a cabo. Tentados por la enorme cantidad de dinero recibida, aceptan el plan y comienzan un largo viaje hacia su objetivo. Pero los héroes no son tal y deciden tomar su propia ruta y gastar el dinero como más les convenga, eso significa en drogas, prostitutas y otros placeres de la carne, convirtiendo su misión en algo impredecible y difícil de conseguir.

El libro fue escrito entre Juan Vicente Carratalá y Frank Sullivan y editado por ECU allá por el 2010 y como primera obra de los autores tiene algunos puntos que podrían haberse pulido: La ambientación  es muy confusa y el lector nunca llega a hacerse una idea de cómo es el mundo en el que transcurre la historia; Del mismo modo, los personajes protagonistas tienen una personalidad tan psicótica y cambiante que cuesta distinguir a unos de otros y todo ello, unido a bajones de ritmo considerables (esas largas conversaciones de colocón) hacen que la lectura sea algo tediosa en algún punto. Por suerte, las escenas de acción están perfectamente escritas y no se ahorra en detalles a la hora de tirotear, explotar y machacar cualquier cosa; Y todo ello, bueno y malo viene aderezado con mucho sentido del humor, algo infantiloide en muchos casos, pero que le da un toque de frescura a la obra.

En definitiva, un libro mediocre, de los que a mi me gustan, que sin destacar por su prosa elaborada, originalidad o argumento elaborado, te arrancan alguna que otra sonrisa y te distraen mientras sigues buscando ese libro maravilloso que te marcará de por vida y que, seguramente, nunca encontrarás.

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