martes, 18 de octubre de 2011

La llegada de la fantasía medieval (Videojuegos 2)

Los jueguecitos del principio, primarios y simples estaban bien, pero eran una mierda, así que la "industria" comenzó a evolucionar y la spelotitas rebotadoras y bichitos sin nombre comenzaron a desaparecer para dejar paso a los primeros personajes con nombre y personalidades propias. Mario y su hermano Luigi fueron los primeros en liarse a tortazos con el mono Donkey Kong y de ahí en adelante. Son muchos para nombrarlos pero yo quiero quedarme con el primero que me faxinó de verdad: Rastan.
El bueno de rastan no solo se parecía a Conan en el nombre. Era una copia descarada. Bárbaro cachas que, a pecho descubierto se lia a mandobles con todo dios que se le cruza, sin preguntar ni nada. El juego en si era bastante sencillo: Scroll horizontal, saltar, pegar y algo de plataformas hasta llegar al monstruo final del castillo. Por el camino aparecían ciertos elementos "roleros" (eso en videojuegos se traduce como objetos varios que añadir al personaje) como mazas, pociones, amuletos y la mítica espada de fuego (ver fotilla), que mataba a distancia, costaba un montón de conseguir y te la quitaban en seguida. El señor Rastan fué el primero en acercarme a lo que después se convirtió en toda una afición para mi; pero después de él vendrían unos cuantos más de los que ya hablaré otro dia que no tenga prisa por hacer la cena.

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