sábado, 27 de enero de 2024

Tortugas por el tiempo: un tebeo delux

 

Quizás sea por todo el tiempo que llevo encerrado en esta cueva aislado del mundo exterior, o puede que simplemente por el hecho de hacerme mayor y dejar de adaptarme al ritmo natural de la vida moderna, pero lo cierto es que me está costando entender ciertas cosas.

En mis tiempos, los buenos tiempos, la información llegaba con cuentagotas y esperaba a que nosotros, potenciales consumidores de la novedad, la descubriéramos, meditáramos y decidiéramos qué hacer con ella. Hoy en día, en cambio, las noticias nos bombardean, las novedades dejan de serlo en cuestión de semanas y lo que para nosotros, señores y señoras que ya han vivido sus mejores tiempos, son flamantes novedades, para aquellos que llegaron después son ya retazos del pasado. Y sí, hablo de cosas de frikis, como no.

El relato que viene a continuación, un coñazo insoportable y que encima voy a escribir con la prosa más densa y tupida que soy capaz de perpetrar, lo aviso por si alguien quiere dejar de leer ahora tenga la oportunidad de escapar hacia otras redes sociales más inmediatas con gatitos y generosos escotes bamboleantes, sucedió iba a decir antes, hace tan solo unos meses, hallándome yo tranquilamente reclinado en mi sofá.

Ese día estaba repasando mis redes sociales y encontré en manos de un conocido mio una edición del cómic de Las tortugas ninja inédito en España hasta ese momento; se trataba de “Tortugas en el tiempo”, una saga que inspiraría uno de mis videojuegos favoritos de todos los tiempos. Exhalado por ese hallazgo, me lo apunté en mi lista de cosas imprescindibles, justo entre pasar la ITV del coche y arreglar esa tubería que deja escapar humedad y me llena la pared del pasillo de caras de belmez.

Acudí al cabo de unas semanas a la tienda de tebeos más próxima a mi hogar y lo busqué entre estanterías repletas de novedades pero no estaba, así que pregunté a la chica de la tienda y me respondió con un “Ufff, es que ese cómic fue una edición delux y ya está agotado. Te lo puedo pedir pero no sé yo…” a lo que yo le respondí “¿Y la edición normal tampoco está” y ella dijo “No, solo sacaron la delux” y yo repliqué que “Si solo existe la delux entonces qué la hace delux si no hay una normal con la que compararla?” a lo que ella me respondió con silencio e incomprensión, es decir que no me respondió en realidad.

Visto que conseguir el cómic de mis sueños no iba a ser tan fácil porque solo habían hecho una tirada limitadísima para compradores con buenas piernas, acudí al mercado de segunda mano donde descubrí que los precios estaban tan inflados que comprarlo sería un acto de inmoralidad y depravación extremo, con lo que decidí resignarme, que es algo de lo que gozo de gran experiencia y habilidad.

Pasaron las semanas y yo seguía sumido en mi tristeza autoinducida al no haber conseguido satisfacer una necesidad también autoinducida, con lo que menos por menos más, y más es mal siempre, hasta que me llegó un mensaje de wassap de la chica de la tienda diciéndome que por una de esas carambolas de la vida había conseguido un ejemplar del cómic y me lo estaba guardando. Y en ese momento podría haberme preguntado de donde había sacado esa muchacha mi teléfono y por qué motivo había seguido con la búsqueda del tebeo a mis espaldas y sin mi conocimiento, pero lo atribuí a que me habría encontrado atractivo y se habría obsesionado conmigo y le quité toda la importancia.

Corrí como una gacela herida de muerte con una manada de leones a sus espaldas hasta la tienda y me hice con el tebeo tras pagar una cantidad desproporcionada del dinero que cada vez me cuesta más ganar y regresé a mi casa para deleitarme con su lectura. Era una edición delux de verdad, con su tapa dura y su funda de plástico impresa a todo color, pero cuando lo abrí, noté que algo no iba bien. Texto, mucho texto, cuatro páginas de cómic y más texto. Quizás lo que tenía en las manos era un pedazo de la historia del cómic independiente de Estados Unidos y una explicación del porqué mis héroes verdes favoritos han llegado donde han llegado, pero yo quería ver a las tortugas viajando por el espaciotiempo y zurrándose con cavernícolas, cowboys y piratas, pero… Luego algunas páginas más de tebeo y acto seguido las mismas páginas en blanco y negro, bocetos, los guiones en inglés… ¿Qué mierdas me había comprado?

Volví a la tienda corriendo como una manada de leones detrás de una gacela herida de muerte pero extrañamente veloz, abrí el cómic delante de la chica y le pregunté “¿Qué es esto?” a lo que ella respondió “Lo que tú pediste. La edición delux de Tortugas en el tiempo y que contiene el capítulo en el que colaboró Richard Corben, uno de los grandes ilustradores de…” pero la interrumpo con “Me da igual quien sea ese señor. He pagado un dineral por un libro de ochenta páginas que solo contiene treinta de tebeo. Me siento profundamente estafado y…” hasta que ella me interrumpe con “Por eso es delux. Porque es una innecesaria ampliación de un material original escaso que se puede vender a coleccionistas por un precio muy superior al real”, a lo que me repito a la desesperada diciendo “¡Si no hay edición normal no puede haber delux! Porque si solo hay delux la delux es la normal” y ella me pregunta “¿Me estás diciendo que pagarías más por una edición ampliada de esta que ya tienes? Enviaré la sugerencia a la editorial” y yo me marcho mientras teclea animada y salgo a la calle y me siento en un banco del parque como una gacela que ya se ha cansado de correr y espera a que los leones la devoren para descansar en paz de una vez.

Y me quedo observando a la gente pasar, y veo parejas que hablan animadamente volviendo de hacer la compra, chavales recorriendo las aceras con patinetes eléctricos no voladores (mierda de futuro que ni eso nos ha dado) y coches retumbando con música que no me gusta. Yo que creía que los años me volverían más sabio, más respetado y más interesante… Y solo me he quedado atrás, buscando revivir sensaciones de un pasado que ya no volverá.

Y regreso al agujero al que llamo hogar, y me reconforta el olor de ese mueble nuevo, la visión de los libros ordenados en mis estanterías y los ruidos del niño de la vecina que crece ajeno a todas las cosas que le esperan en esta vida. Guardo el tebeo en el estante dedicado a las tortugas ninja y la verdad es que no queda tan mal; quizás no haya sido un dinero tan mal invertido después de todo...

Me duele la espalda, creo que me voy a acostar.

martes, 27 de junio de 2023

El atávico del rol

 


Ya no suelo acercarme por tiendas frikis. Mi situación económica ha empeorado de forma dramática estos últimos meses y solo pasar por delante de escaparates con objetos que me puedan parecer atractivos hace que me tenga que cubrir la cara y correr lanzando silbidos cual vampiro sorprendido por el amanecer. Pero a veces, sea por casualidad o por melancolía, me coloco una camiseta de Goku y me atrevo a recorrer esos pasillos llenos de tebeos y figuritas fingiendo que soy una persona normal que no come todos los días arroz hervido y sanwiches de pan bimbo con mortadela.

Y fue en una de esas escapadas clandestinas cuando hallándome absorto en mis ensoñaciones recordando tiempos mejores en los que todas esas cosas estaban a mi alcance, oí una conversación que despertó mis sentidos. Una chica joven, de poco más de veinte años y el pelo de colorines estaba preguntándole al dueño de la tienda, que era un señor mayor, casi de mi edad, por un buen juego de rol con el que iniciarse. Ambos miraban sendas cajas de inicio de Dragones y mazmorras sin poder distinguir las diferencias entre ellas, hasta que el pobre hombre le indicó que él de eso de rol no tenía demasiada idea, que lo suyo son los cómics y que no podría ayudarla. Y yo no podía creerlo. Esa pobre muchacha estaba buscando un guia rolero en ese mismo instante y lugar en el que yo me hallaba. No creo en el destino, ni en la suerte ni en los hados, pero estaba claro que desde algún lugar más allá de nuestra comprensión, Gary Gygax y Greg Stafford están tirando los dados que guían nuestros pasos.

¿Has dicho rol? Quizás yo pueda ayudarte” le dije con voz grave y ella al girarse y encontrarse con mi imponente a la par que decrépita figura se vio iluminada como los orcos esos a los que Gandalf les tira el conjuro de luz. Entonces le pasé un brazo por encima de los hombros, así sin tocarla para no perder mi condición de ser místico e inalcanzable y la aparté hasta un rincón, donde analicé las dos cajas y le expliqué qué podía encontrar y como utilizar los recursos de cada una. Y mientras hablaba, con calma, firmeza y seguridad, apenas me daba cuenta de que ella me observaba con cierta devoción, como el fiel que de pronto ha encontrado a su pastor, y así mi experiencia añeja se convirtió en el credo a predicar y por un momento me dejé llevar por esa pasión que creía perdida, convirtiéndome en un ancestro, en aquél que ya jugaba a eso antes de que los padres de esa chica se conocieran siquiera, en alguien que estuvo ahí cuando las montañas emergieron del océano, cuando los dados todavía no tenían colorcitos bonitos, de cuando peregrinábamos a la copistería del pueblo a sacar las fichas de personaje y nos enterábamos de las novedades cuando ya llevaban un año publicadas.

Y entonces admiré su juventud y belleza y supe que el testigo había pasado de mis arrugadas y temblorosas manos a las suyas, y me dio las gracias algo emocionada y tuvimos que separarnos. Y ahora debo reconocer que mientras la veía alejarse me sentí tentado de pedirle el enlace a alguna de sus redes sociales, para saber como le iría, por si volvía a necesitar mi ayuda, o simplemente por no perder el contacto de una forma tan repentina como había empezado. Pero no lo hice, pues me había convertido en un antiguo, un símbolo representando una época imposible de repetir. Y cuando ya estuvo lejos la vi girarse un instante para saludarme y quedarse con esa última imagen de mi. Para recordar esa vez que se encontró con el atávico del rol.

lunes, 24 de octubre de 2022

Vamos a ponernos al día otra vez.

 

 Los días pasan raudos y con ellos las semanas, meses y años, y mientras seguimos con nuestras rutinas cotidianas quedamos tan absortos con lo trivial que no nos damos cuenta de que cada latido de nuestro corazón nos acerca más y más a la muerte, como una cuenta atrás silenciosa y letal. Pero no nos pongamos dramáticos que de lo que quiero hablar hoy es de cosas. Cosas frikis.

Y es que aunque parezca mentira, sigo vivo y relativamente activo en estos mundillos de depravación cultural por los que me muevo, y hoy toca dar fe de ellos y comentaros un poco a qué me dedico cuando nadie me mira.

En primer lugar estoy jugando a wargames, más concretamente al Warhammer y afinando más aún al Kill Team. Este tipo de juegos, aunque no son puramente estratégicos pues hay un elemento de azar importante y a veces un desequilibrio importante entre facciones, proporcionan un combo interesante entre montaje, pintado y finalmente el juego en sí que me mantiene bastante entretenido y que además mantiene vivas mis relaciones con otros seres humanos.

También estoy jugando últimamente a juegos de mesa, así en general, sin orden ni preferencias, con un grupo de chavales que quedan todos los viernes para probar aquellos juegos que compran compulsivamente, casi seguro que para ocultar carencias y frustraciones de sus vidas mundanas que a mi me vienen de maravilla para poder jugar a cosas sin que repercuta en mi bolsillo.

Por otro lado sigo escribiendo, quizás menos debo reconocer, pero sí de una forma más eficiente. He vuelto a guionizar mi propio programa de televisión llamado "Dimensión raruna" en el que abordo temas paranormales, sigo escribiendo el comic de "Balas verdes" que podéis leer gratuitamente en Faneo y Webtoons y cuya segunda temporada acaba de estrenarse y además continúo con otros proyectos menos públicos pero que espero que vayan viendo la luz poco a poco.

Y también, contra todo pronóstico, he vuelto a asomarme tímidamente al mundo de los juegos de rol después de adquirir un lote de productos relacionados con Glorantha por Wallamierd y que han despertado de nuevo mis ansias de volver a dirigir alguna partida, quizás del nuevo RQG algún día no muy lejano. ¿Lo conseguiré? Yo apostaría a que no, pero el tiempo dirá.

Por lo demás, como siempre: crisis existenciales, episodiod depresivos, ataques de ansiedad, irritabilidad, agresividad repentina con resultados cómicos, persecuciones a través de bazares chinos tirandolo todo por el suelo, accidentes de parapente, doma de animales exóticos algunos de ellos que se creían extintos, visitas a ferias medievales y museos, búsqueda de la verdad en medio de este miasma de sociedad que se autofagocita incluyéndonos en el menú... ¡Ah! Y también cambié de puesto de trabajo.

miércoles, 6 de julio de 2022

Kroots en Kill Team

 


Los kroot son una raza de cazadores primitivos que aparecen como unidades jugables en Warhammer 40.000 como aliados del imperio t’au, que en su expansión del dogma del bien supremo los tomaron como parte de su imperio tras ayudarles a salvar su planeta de una invasión orka. Su papel junto a los t’au siempre es el de carne de cañ… avanzadilla y cuerpo de exploración, siendo los únicos efectivos de ese ejército que no hacen el más absoluto ridículo en el combate cuerpo a cuerpo. Pero esos secundarios asalvajados comenzaron a ganarse el corazoncito de los jugadores y poco a poco van ganando protagonismo en el despiadado universo del 40k, primero con la aparición de un hérore kroot en el juego de especialista “Blackstone fortress” y más tarde apareciendo como una facción idependiente en el juego Kill team, de forma no oficial en la primera edición y posteriormente integrados en el compendium de la segunda. Es por ello que yo, como firme defensor de los kroot desde sus inicios, he decidido dedicarles una extensa entrada para conocerlos mejor a ellos y a otras unidades que forman parte de su mismo mundo natal, o al menos de aquellas que forman parte de los equipos de operaciones especiales del Kill team.

Kroot

En primer lugar, como no, tenemos a los conocidos como carnívoros kroot, es decir los kroot básicos y más abundantes. Estos bichejos antropomorfos de dos metros de altura y cuerpos esbeltos y fibrados, visten con ropas tribales en lugar de modernas armaduras y usan rudimentarios rifles de chispa provistos de espolones de metal para el combate cuerpo a cuerpo. Son el típico bicho que entra en una taberna perdida en la galaxia, un borracho se burla de sus pintas y se lleva tal ostia que cuando se despierta en la uci, sus hijos ya son mayores. Sobra decir que ni son especialmente resistentes al fuego enemigo ni sus armas tienen facilidad alguna para abatir a los enemigos más duros, y si a ello le sumamos su escasa habilidad de disparo, tenemos a unos bichos poco aptos para el combate a distancia, algo que no les vuelve para nada inferiores en la guerra de guerrillas. En primer lugar, y por nombrar sus puntos fuertes, diremos que los kroot son realmente rápidos, con un movimiento de 6 pulgadas, y que, aunque su salvación por armadura es de un 6+, ésta se convierte en 4+ cuando se benefician de la cobertura, lo que define bastante su estilo de “correr y esconderse”, y aunque su habilidad de disparo es un mediocre 4+, luchando cuerpo a cuerpo mejora a 3+, lo que no está nada mal. Todo ello hace que su estilo de juego se limite a esperar pacientemente a que algún incauto se acerque a su posición y saltar sobre él.

Gran Kroot

También conocidos como metamorfos, los líderes de las manadas kroot son ejemplares más grandes, más fuertes y más hábiles, además de estar equipados en ocasiones con mejores armas. Aparte de esto, las diferencias con los kroot normales son mínimas, así que no haré gran hincapié en su figura.

Mastines

Estos simpáticos cuadrúpedos cubiertos de espinas y provistos de dientes afilados fueron domesticados y entrenados inicialmente por los kroot para traerles el periódico, pero cuando comprobaron que siempre llegaba convertido en confeti, decidieron darles una utilidad más bélica. Rápidos como motocicletas gravíticas y feroces como un tirándo que acaba de pisar un clavo, estos bichos son capaces de recorrer medio tablero en una carrera, controlar objetivos y protegerlos de cualquier incauto que ose acercarse a ellos; en contrapartida a ello son incapaces de disparar (obviamente no tienen manos) y por el mismo motivo no pueden realizar acciones de misión, portar ningún tipo de equipo o jugar al ajedrez. A pesar de ello son los aliados perfectos en indispensables de los kroot y es muy recomendable llevar cuatro en cada equipo, que es el máximo permitido.

Krootox y jinete

Si los mastines kroot dan miedito, las enormes masas de músculo que son los krootox hacen que hasta los marines espaciales primaris se hagan caquita al verlos aparecer. Porque los gorilescos krootox no solo son duros y poseen unos brazos capaces de arrancar un tronco de árbol de cuajo, sino que sus robustas espaldas permiten que les monten los enormes cañones kroot, que son versiones aumentadas de los rifles kroot, capaces de volatilizar a cualquier enemigo con un disparo certero. Además, algunas estrategias permiten a estas bestias cargar a través de escenografía y otras miniaturas, incluso enemigas, representando así su avance imparable, apartando de en medio cualquier obstáculo. En cada equipo solo se permite un krootox, que además cuenta como dos efectivos, pero su presencia es indispensable para el buen hacer de cualquier equipo de cazadores.

Equipo kroot

Como todas las facciones, los kroot poseen ciertos elementos de equipo propio. Todo lo que poseen es de índole primitiva y rústica, como las boleadoras o los cuchillos de pelar, pero si debemos destacar algo es el rifle de francotirador, una versión alterada del rifle kroot que adquiere el rasgo de arma pesada, pero permite causar heridas mortales. Como no, es recomendable equipar a uno de nuestros efectivos kroot con este rifle.

Estrategias molonas

Como buenos cazadores salvajes que son, los kroot tienen una serie de capacidades que podemos activar con puntos de mando. Las más notables son las que nos permiten cambiar su acción de “oculto” a “preparado” en medio del turno, con lo que los kroot pueden asomarse, disparar y volverse a esconder, así como la impresionante capacidad de asaltar desde una posición oculta.

Conclusiones finales:

Es muy fácil al meterse en un juego futurista dejarse seducir por las armas de plasma y servoarmaduras molonas, pero si miramos en el fondo de nuestros corazones encontraremos a ese jovencito que viendo Star Wars, entonces llamada “La guerra de las galaxias” porque éramos menos pedantes y políticamente correctos, descubrirá que de todo ese coñazo insoportable de disparos laser torcidos y robots insufribles, lo que de verdad molaban eran los ewoks, con sus minúsculos arcos y su lenguaje ininteligible. Y es ahí, donde encontraremos también nuestro amor por los kroot.

martes, 26 de abril de 2022

Esta vez tengo excusa.

Que sí, que sí, que no cuesta nada pasar por aquí y hablar de frikadas de vez en cuando, pero os juro que esta vez mi ausencia está justificada.

No voy a entrar en detalles de qué me ha pasado, pero sí voy a dejar una captura del mail que me ha enviado mi médico hoy y que me ha parecido gracioso tanto por el contenido como por el nombre con el que se dirige a mi.

 

Lo dicho. He pasado de ser un jóven y sano jugador de rol y wargames al nuevo hombre elefante del circo de la medicina. Pero estoy bien, no os preocupéis, y muy pronto volveré con más estupideces de las mias.

Un abrazo y cuidado con el sol.